Por: Lic. Rosa Coaricona

 

 

¡HAYA VIVE!

Gustavo Pacheco Abogado

(Diario La Primera)

 

No son únicamente la magia de Alan, la disciplina de Jorge o la contundencia de Mulder los que tienen al APRA asido al poder; esencialmente, es el espíritu de Víctor Raúl el que soporta el mayor peso del partido, con espíritu y cuerpo, con sacrificio y proeza…

El martirologio del joven Haya, predicador de mejores tiempos, la clandestinidad de su generación, los mártires de Trujillo, los enemigos/aliados militares. Y, más adelante, su engeliano espacio/tiempo, su madurez venerable, su pragmatismo histórico y su teoría del timón (izquierda y derecha).

El APRA se fundó en México, antes de la globalización, y uno de sus cinco puntos fundacionales fue la “internacionalización” del Canal de Panamá; afirmación que resultó un sacrilegio hace 85 años, pues dicho Canal estaba bajo dominio absoluto de EE.UU.

Panamá, que ya recuperó el Canal, le debe un monumento a Haya. Cuando presidí la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso, viajé a ese país sólo con este afán; el embajador Bellina me presentó a mis homólogos y al alcalde: todos estaban dispuestos, hace dos años, a inmortalizar a Haya en un busto. Escribí a Alan, para que su partido designara un representante para dicha obra: nunca me contestó.

Haya es patrimonio de todos los peruanos. Valoro en los venezolanos su afán de internacionalizar al libertador Simón Bolívar; lo han hecho siempre, antes que Chávez. Se debería internacionalizar a Haya, que le ha legado a Perú un partido y a Indoamérica una bandera.

El APRA le ha dado sostenibilidad al andamio político del Perú. El sistema de partidos, el Acuerdo Nacional, la propia democracia, se sustentan –en gran medida– en los ocho decenios de vida institucional de los compañeros.

Haya cogobernó con personajes extraños, dentro de pactos inexplicables; y, desde la oposición, fue inclemente con los gobiernos de turno. El APRA alternó Congreso y clandestinidad, con firmeza y maestría.

Haya enseñó, desde la oposición, a jaquear sin tener el poder. Sí, los apristas se han convertido en unos maestros del poder, cuando no lo tienen. Pero, cuando lo tienen, se marean: como la selección nacional de fútbol, y no clasifican a ningún mundial.

El APRA ha vuelto a ejercer gobierno, pero no sólo apoyado en el carisma y la locura de García en campaña; sino, también, en el legado histórico, pétreo, del Viejo Haya que, pese a quien le pese, sigue siendo la mejor referencia política peruana.

Lima, 07 de Agosto de 2007