Las Malvinas eran el telón de fondo de una crisis económica, sin precedentes. La dictadura quiso distraer a su población y henchirla de patriotismo. Enarbolaron la bandera de su país en todo lo alto, y destituyeron al gobernador inglés. Argentina bramó y por unos días parecía que la dictadura tuviera apoyo popular.
Las Malvinas fueron el detonante de una crisis mayor que desnudó el real apoyo de los países americanos entre sí. Existe un Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) que se activa para el apoyo entre ejércitos americanos (OEA) si es que alguna potencia extracontinental invade cualquier país.
Las Malvinas mostraron que eso no era cierto. Todos los países americanos, sin excepción, debieron apoyar a Argentina cuando Margaret Thatcher, primera ministro del Reyno Unido, envió su poderosa flota y su temible potencia militar aérea y marítima.
Las Malvinas encontraron al Perú de San Martín, unido al ejército argentino. Belaúnde, presidente peruano, cumplió con enviar aviones a primera línea de combate; a disposición de los hermanos argentinos. Pero. EE.UU. no acató el TIAR y se unió a Inglaterra. Penosamente, también lo hizo Chile.
Las Malvinas fueron retomadas a sangre y fuego por los británicos, con apoyo militar norteamericano desde bases en territorio chileno. Así fue. Veinticinco años después de esa horrible pesadilla y ya fuera de la dictadura militar, Argentina reinvindica las Islas para sí y todos los americanos debemos estar con ellos.
Las Malvinas son parte de esas innumerables islas y territorios a lo largo de América que aún no se han descolonizado. Parece que los dominios de los siglos anteriores aún permanecen intactos. Perú no olvida la gesta de San Martín en la Independencia ; Argentina tampoco deberá olvidar ni a nuestros aviones. ni a nuestros pilotos